Sí, va más allá de eso.
En una caricatura de esas que tanto me gusta mirar, al caminar por la calle ya mil veces caminada contigo o conmigo, cuando el viento sopla atrás de mi espalda, al morder mi comida, justo antes de cerrar los ojos, justo después de abrirlos, al vestirme y desvestirme, al mirarme en el espejo donde tú te has llegado a mirar y yo te he mirado al mirarte, al mirar la luna llena como cliché y pensarla como algo tan mío y tan tuyo, al escribir sobre mi amor por ti...ahí está, y no se irá. Todo él me envuelve, y siento que floto en una nube en la cual me parece que siempre he estado.
No puedo evitarlo, ahí está (así como no puedo evitar estos momentos tan sonsos de cursilería semi-poética). Y al saber que está ahí, irremediablemente pienso en ti y en lo mucho que te amo, y como soy feliz a tu lado. Incluso si no estás, porque sé que sí estás. Y que yo estoy.
Y si nos ahogamos, esa instantánea muerte es bella.
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