miércoles, diciembre 29

Cien Años de Soledad

Lo mejor de ese libro es que la primera vez que lo leí fue de una de las primeras ediciones (la cual no sé en donde está, probablemente se perdió en alguna mudanza y eso es algo que lamento tremendamente), y que se me hizo fascinante, a pesar de no haberle entendido mucho, pero de todos modos me gustó, tanto así que se volvió mi favorito, al grado de que he llegado a fantasear con tener un hijo Gabriel de alguien apellidado García para tener un hijo con el nombre del autor (yo lo sé, es una sonsada enorme pero así suelo desvariar, jeje). Una vez incluso lo llegué a leer en una noche entera, en casa de un tío en Puebla, tanto así me gusta. También llego a poner en mis perfiles que vivo en Macondo, y tengo una canción del mismo nombre en mi música, toda fanática yo.
No puedo describirlo en su totalidad, pero sé que cada que lo leo me gusta más y más, y le entiendo más a toda la genealogía de los Buendía, pero sigo encontrando otros aspectos que no termino de comprender y que me sorprenden en ese mundo del realismo mágico del Gabo, allá en Macondo, aunque bien la mayoría de sus libros, sino es que todos, tienen ese mismo estilo, y por ende me gustan también (con "El Amor en Tiempos del Cólera" casi llegué a llorar con la historia de Fermina Daza y Florentino Ariza).
Y por supuesto, mi personaje favorito: Remedios, la bella: el ser más lúcido de los Buendía acorde al coronel Aureliano Buendía). Me gustaría ser como ella, de belleza pura y en un mundo aparte (sin la parte de ascender al cielo entre sábanas de bramante, aclaro).
Paso a ponerlo (aunque sé que lo releeré miles y miles de veces más) porque tiene poquito que lo leí, hace un par de semanas que lo empecé en Acapulco, y fue una compañía tranquila a la orilla de la alberca (probablemente el único libro que me llevaría a una isla desierta si sólo tuviera oportunidad de llevarme un libro).
Para mejorar aún más ese libro, lo tengo en la edición conmemorativa de los 40 años, cortesía de Lennon en nuestro primer San Valentín juntos, awww.

La Prometida.

No habría sabido de este libro de no ser por quedarme esperando en las banquitas del piso de Ortopedia del HJM, como solía hacerlo prácticamente diario con el resto del grupo. En uno de esos días me di cuenta de que el señor que estaba a mi lado (familiar de un paciente, creo) traía un libro pequeño con la imagen de una novia, lo que vino a atraer mi atención, y hasta me puse a leer una página del libro (claro, sin que el señor se diera cuenta) y me interesó el libro, tanto así que me contorsioné un poquito para averiguar el libro y la autora, para poder bajar el libro y leerlo, cosa que estuve haciendo poco antes de terminar el semestre pero lo leí poquito, y apenas hace cosa de unos días me eché sus 130 páginas prácticamente de una sentada, y debo decir que me encantó :D (y cómo no, si cada que veo en la tele ese programa de "Don't Tell The Bride" me muero de ganas de casarme, y ya incluso tengo planeados algunos detalles como la primera canción a bailar, muajaja).
Al inicio no me atrajo del todo porque se me hizo un poco tediosa la espera de un año de compromiso antes de que llegara el gran día, además de que Eve llegaba a parecerme un poco exagerada y paranoica, pero poco a poco fui comprendiéndola, en especial por su pasado, su papá y su muerte y todas sus dudas y ansiedades respecto a Michael (su prometido), quien ya había tenido un matrimonio antes.
Hubieron muchas frases de ese libro que me gustaron y con las que me identifiqué, y me hicieron pensar en que probablemente yo también actuaría del mismo modo que Eve, y me histerizaría porque todo saliera bien y fuera uno de los mejores días de mi vida (pero no tanto como ella con el tema del divorcio), tratando de que si bien, es una de las metas finales en una relación, no tiene porque llegar hasta ahí, sino seguir manteniendo el amor, y eso para mi no ha sido ningún problema en los últimos 3 años y un mes :D (claro, como toda relación con altas y bajas). Incluso puedo presumir que tengo más tiempo de novia que varios de matrimonio, y que puedo atreverme a decir "Súperen unos 37 meses, novatos que piensan que 6 meses es mucho tiempo, ¡ja!", pero eso ya es de cada quien, pues ya al final una nunca sabe lo que va a pasar y que va a cambiar después de ese suceso tan grande llamado boda, pero eso ya nada más depende de él y de ella.
Lo mejor de todo es que ya tengo la primera mitad más difícil de una boda, la cual es el novio (:

lunes, diciembre 27

Mi madre es una bruja.

No una bruja de mentira, no alguien que se viste de negro y va a festivales de mujeres al aire libre y a solsticios. Es una bruja de verdad. Alguien que sabe.

-La prometida (Suzanne Finnamore).

La Letra Escarlata.

El último libro del lote que me prestó la tía de Lennon (que por cierto, no he devuelto todavía y por lo tanto tomaré nota mental de ello, je), que creo lo había empezado en las vacaciones pasadas e intenté seguir a ratitos, pero el semestre se interpuso, y hasta las siguientes vacaciones lo terminé, aunque debo decir que también me tarde en parte por la aburrida pesada introducción que le pone Nathaniel Hawthorne a su libro, bleh.
Pues en sí la historia no fue de mi total agrado (creo que prefiero ver la película, a ver si no es tan lenta), y se me hizo pesada y algo aburrida, aunque la trama no estaba tan mal, sobre todo porque se trataba de un triángulo amoroso y el producto de éste, pero esperaba más del reverendo, y no que anduviera llorando y sufriendo por doquier por no tener el valor de responder como padre de la pequeña Perla (quien fue mi personaje favorito del libro) y dejar a Hester Pryne cargando con todo, y tras darle un soplo de esperanza al pensar que se fugarían, ¡zaz! Roger Chillingworth sigue pisándoles los talones y haciéndoles la vida imposible. Y al final Arthur Dimmesdale muere, saliendo todo mal, en un final inesperado. Y todo eso por el adulterio.

martes, diciembre 21

lunes, diciembre 20

¿Espíritu Navideño, en dónde estás?

Ya lo había encontrado, pero ya se fue. Presiento una Navidad muy desangelada, sin árbol, sin (al parecer) regalos, expectativas de una cena o algo similar. Tampoco avisto en el horizonte unión familiar o buenos deseos (por ahora).
Así que, andaré de Grinch.

martes, diciembre 7

Hoy sentí (un poquito) el espíritu navideño.

Y no fue enfrente de una hilera de luces que tanto me gustan ver, o percibiendo el olor de pino de un arbolillo de Navidad (porque ya hace varias semanas sentí ese olor al pasar cerca de un supermercado en donde seguramente estaban descargando pinos, y no afloró ni la más mínima sensación de decir "¡Oh, espíritu navideño, ya estás aquí!"), sino de otro modo más curioso y simple. Fue en un metro (Hidalgo), en una de las salidas hacia el cine más cercano (ese que está prácticamente afuera del metro), caminando con Lennon para ver una película. Había un puesto con cosillas navideñas, entre ellas un Santa Claus no bien hecho de plástico, que se movía sentado sobre un reno simpático. Para acompañar sus movimientos sonaba una cancioncilla navideña ("Jingle Bells"), pero no como típico villancico, sino un poquito más lenta y un ligero toque de jazz. El ir escuchando esa canción al ir avanzando por el pasillo de la mano de Lennon, sintiendo el aire frío de afuera me hizo recordar años pasados, o más bien como unos años antes, por épocas decembrinas también habíamos salido al cine, a ver una película de Disney (que fue lo que esta vez también terminamos viendo) y yo me sentí igual de feliz que como el día de hoy estando a su lado, pasando un buen ratito juntos, y saboreando esta vez por adelantado el fin de semestre.
Ahí fue que me llegó un poco del espíritu navideño, y así espero poco a poco se vaya infiltrando a lo largo de este mes, a pesar de que no ayude mucho el no tener un árbol de Navidad en casa (por este año) o irse a la playa la próxima semana (no es el mismo sentido decorar una palmera que un pino).
En fin, de todos modos sigo anhelando mucho la llegada de Navidad, envolver regalos y pasar un buen fin de año.