jueves, diciembre 17

Diablo Guardián.

Ya había escuchado mucho de ese libro, y alguna vez había visto su portada, pero nunca supe el porqué era tan conocido. Hasta que, el semestre pasado, mi amigo de la clase de italiano, Jhon, me contó de un libro que le había regresado su ex, y que quería mucho que se lo diera de vuelta, pues era su favorito. Yo le pregunté cuál era, y me mostró el libro tal cual, todo maltratado de tanto leerlo y traerlo por todos lados, pues mi amigo, a pesar de tu pinta mérol leía (es que hace mucho que no sé de él a pesar de que estudia en la escuela que está enfrente de la mía) y mucho. Al dármelo para verlo mejor, leí el prólogo, y por lo que decía, me intrigó e interesó de inmediato, por lo que se lo pedí, pero me dijo que no, por que lo iba a leer de nuevo o algo así. Lloré y lloré, y juré algún día leerlo, por lo que, mucho tiempo después, que me di cuenta de la maravilla de los libros en .pdf, procedí a buscarlo. Y sí, apareció. Y sí, lo bajé. Y sí, hasta que estaba más o menos desocupada lo leía, y justo hasta ahora que son vacaciones y terminé mi semestre "oficialmente" con el examen de Nutrición, lo pude terminar por fin.
Me gustó mucho, a decir verdad. El lenguaje del libro es más intenso y fuerte que el del los libros promedio, la trama es buena a pesar de ser muy muy en el fondo una historia de dos personas en busca de su complemento (y por ende, del amor) y tiene muchos giros inesperados. Además, aplaudo mucho a Violetta, una anti-heroína por excelencia con el desmadre que se carga por vida a más de 100 km/hora, el cual no deja de acelerar hasta que conoce a Pig, a quien no pude descifrar del todo, pero sí saber porque lo eligió como Diablo Guardián. Lo único que sí no me esperaba es que le dieran a ella punzadas en la conciencia por todo lo que le había hecho a sus padres, pero al final, por más perra que fuera seguía siendo humana. El que sí era un personaje ruin y cabrón fue Nefastófeles, el cual de leerlo hacía que me rechinaran los dientes del coraje que le tenía (literalmente), pero tenía cierta función en toda la novela, y si él no hubiera estado presente, Violetta y Pig nunca se hubieran conocido.
Conclusión: con gusto lo volvería a leer, ahora con más tiempo para poder desentrañar un poco más la cabeza de Pig, y explorar la cabecita retorcida de la señorita Schmidt. Por ahora, empezaré con otro libro de tema intenso y título que no mencionaré, por si no lo llego a terminar en estas vacaciones o lo dejo a medio terminar y yo con el título en el aire y todo el mundo (¿cuál?) quedándose en ascuas.
Al final, Violetta R. Schmidt se llevó el dinero, el Diablo Guardián y el Corvette amarillo, ¿ajá?

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