Ya había leído este libro en mis épocas secundarianas, como
parte de una tarea para alguna asignatura relacionada con Literatura. Y cómo
tuve en vacaciones pasadas mucho tiempo para leer, me dieron ganas de releer
ese libro, por meras ganas de tener algo que hacer. Me gustó, y me refrescó la
memoria un poquito, ya se me había olvidado lo gandallas que eran esas
hermanas, y su sangre fría para manejar un prostíbulo y mandar y matar a sus
chicas, siendo todo aquello perfectamente normal y rutinario para ellas. Ahora
nada más falta ver la película, aunque eso del cine mexicano no es totalmente
de mi preferencia, y a veces me ha generado decepciones varias (como la
adaptación de “Los Renglones Torcidos de Dios” con Lucía Méndez, sin
comentarios).
Lo peor fue la
pobrecita de Blanca y su dentadura.
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