Ya se me pasó mi enojo de la entrada anterior, en serio.
Y pues, aprendimos aprendí que a veces, aunque todos los astros se conjunten y todo parezca indicar lo que uno quiere, un cambio mínimo (tan mínimo como una gotita de lluvia) puede transformar todo, bleh.
Aún así, me la pasé muy bien en este puente vacacional: comí mucho, dormí mucho (sí estudíe aunque fuera un poquito), y me compré unos lindos zapatos morados. Y justo ahora tengo unas ganas enormes de hablarle a Lennon. No creo resistir la tentación, sólo espero que él esté despierto.
Cierto, tengo que terminar de ordenar mi maleta. Y varias cosillas más, grrr.