Soy de las pocas personas que tienen el súperpoder de olvidar los 4 dígitos del NIP de una tarjeta que han usado por más de dos años, y en cambio recordar los de la primer tarjeta de débito que tuvieron. Y estar hablando a la línea de Servicio a Clientes del banco sudando frío porque la mejor amiga les dice que
igual y clonaron la tarjeta y por eso no acepta el NIP, y estar a punto de ir a la sucursal donde le dieron la tarjeta para ir con identificación en mano, a reclamar la ineptitud de los cajeros del banco, cuando en realidad es una mala pasada de la memoria.
Siguiente reto: ver si podrá conseguir un collar bonito en el fin del mundo (bueno, más bien Coapa o Iztapalapa).
En serio, no es mi culpa. Los dos NIPS se parecen (¡lo juro!).
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